La leyenda de este cuenta la historia de un fantasma errante que camina desnudo por los caminos de Boyacá asustando a los campesinos de la zona. Se dice que es un hombre que aparece por las noches en lugares donde hay fogatas nocturnas para calentarse.
Las descripciones de los lugareños dicen que es un hombre desnudo que camina con un bastón el cual usa para montarse y trasladarse de un lugar a otro. Se dice que el bastón que porta tiene una jícara en su punta, la cual contiene demonios encerrados que usa según decian, porque
muchas mujeres en la época perdían la virginidad, por eso siempre tenían miedo de andar solas de noche o ir solas al baño porque temían que él apareciera, así que esta era la razón por la que las mujeres solían andar acompañadas de un hombre. Se dice que este hombre es un alma en pena que no fue bautizada por sus hombres y por su avaricia hizo un pacto con el diablo para obtener riquezas. Se dice que allí se quedaría como alma en pena vagando por allí.
Según una testigo María Brígida Macías, ella describió al cucacuy como un espíritu o fantasma que vivía en cuevas, y durante la luna llena salía a caminar por los campos, con una jícara colgada en una mano donde guardaba las almas de las personas a las que se las robaba. Un rasgo característico de su aspecto es que llevaba en el pulgar derecho de su mano un clavo muy largo con un agujero por donde silbaba para darse a conocer en los campos. El cucacuy, según el informante anterior, solía anunciarse con la aparición de insectos, serpientes o ranas en las casas, y era de mal augurio llamarlo por
su nombre durante la luna llena. Por otra parte, E. Benavides atribuye la condición maligna del cucacuy a su falta de bautismo y a sus vínculos con el diablo. Esto hace que el cucacuy deambule de noche buscando calor, oportunidades para aterrorizar a los incautos o encontrar mujeres solas en sus aposentos.
Decían entonces que el cucacuy era malvado porque sus prácticas eran malas ya que infundía terror en las personas y se aprovechaba de las mujeres del lugar, esto hacía que siempre fueran en guardia ante cualquier encuentro con él.